Destrucción del mundo
El mundo hoy, como tantas veces, te resulta inhóspito de tan ancho y tan ajeno. Desearías verlo a tus pies, destruido por completo, reducido a la nada, a mero polvo, a ceniza, a hueso. No es algo nuevo, ni original, me temo, otros muchos antes que tú desearon hacerlo. Lo malo es el después, qué viene luego. Qué mundo harás (cuál hicieron ellos), qué torre levantarás para alcanzar el cielo, si sólo cuentas con tus manos y con los restos de este viejo mundo inhóspito que te resulta, un día más, tan ancho y tan ajeno.
Venga, Vladímir, levántate
ya, deja de soñar la destrucción del mundo, haz un esfuerzo.
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