Amanecer con el gato

 

 

 

El gato vuelve de ver
amanecer en el salón,
tiene frío, pide mimos.
 
Le acomodo en la cama,
le acaricio, hasta que
su ronroneo se apaga
y se entrega a felinos
sueños de juego y caza.
 
Es en esos mínimos
gestos de amor donde
todavía me late la esperanza.
 
Me comparo a veces
con el hombre que fui,
con el que creí ser,
con el que te mereces.
 
En esa comparación
casi siempre me parece
que si yo fuera otro,
mejor te iría con creces.




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