Cuestión de fe
 

 

No es cometido del creyente cuestionar la voluntad de dios. Existe una razón para todo, aunque esa razón resulte con frecuencia inescrutable. El creyente debe siempre someterse a la voluntad de dios, por extremo que sea su sufrimiento. Ese sufrir no deja de ser una ofrenda, un acto de amor y de sometimiento. La fe y el amor no otorgan derechos, ahí reside su pureza, su poder y su gloria. Y es por eso que me resulta tan difícil creer.




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